miércoles, 22 de abril de 2009

Los cuentos infantiles de Eduarda Mansilla de García

Hebe Beatriz Molina

U. N. de Cuyo - Conicet

 Para Eduarda Mansilla de García, sus obras más valiosas no son sus cuatro novelas, sus dos libros de cuentos, sus artículos periodísticos ni sus dramas, sino sus seis hijos: Eduarda (Eda), Manuel, Rafael, Daniel, Eduardo y Carlos. A ellos, a sus nietos y a sus sobrinos, la escritora dedica los primeros cuentos infantiles argentinos.

            Cuentos abarca nueve textos escritos entre octubre de 1879 y diciembre de 1881, aunque en su portada se lee "1880"; ocho son relatos infantiles y el restante es un artículo de costumbres ("Pascua") sobre los festejos navideños en Estados Unidos y en París. La propia Eduarda Mansilla, en el prólogo, se enorgullece de ser una de las pioneras de las letras argentinas para niños. Reconoce, no obstante, que sigue el modelo de La Fontaine, Andersen y Sophie Rostopchin, escritora contemporánea suya, conocida como la condesa de Ségur. Esto es, que elige tanto las categorías de lo real como de lo maravilloso, por las cuales los personajes queridos por los infantes -otros niños, animales, objetos de su entorno se mueven vívidamente en el mundo cotidiano de Buenos Aires. También, en la ejemplificación de una enseñanza moralizadora, si bien no todos los relatos terminan con una moraleja.

            No obstante la fidelidad al modelo, estos cuentos de Mansilla explicitan su personal valoración de la fantasía infantil, develan su cosmovisión frente a la vida y, además, muestran un estilo narrativo muy moderno. A estos rasgos sobresalientes me dedicaré a continuación.

Los destinatarios

            Eduarda escribe desde su doble perspectiva de madre y de literata. Ha observado según declara en "Una palabra al lector" el entusiasmo y la emoción con que sus hijos escuchaban la lectura de los cuentos de la Condesa de Ségur o los suyos propios, y cómo a través de ellos "asimilaban sentimientos é ideas" [Mansilla, 1880:  VII]. Une, pues, el encanto del cuento oral con la educación moral. Ha advertido, también, que los cuentos populares se han ido olvidando; por eso, propone los suyos como una renovación necesaria.

Mansilla no subestima a los niños. Por una parte, es consciente de que la verosimilitud es un requisito indispensable aun para los cuentos maravillosos. Cuanto puede, menciona lugares, negocios, calles de Buenos Aires, para que hechos y personajes tengan una ubicación espacial determinada. Otras veces, dialoga con su auditorio infantil y le aclara algunas expresiones. Por ejemplo, en "El alfiler de cabeza negra":

"Grato, muy grato fué el elogio al vanidoso, que desde el momento empezó á inflarse de nuevo; y esto lo digo en sentido figurado, niños, que bien sabeis que tal cosa no es posible ni en los cuentos" (p. 149).

            Otro recurso es el de aclarar la fuente usada por el narrador para conocer la historia, narrador que se puede volver testigo: "A lo menos así me lo ha asegurado un amiguito suyo [de Pedrito] conocido mío" (p. 150).

            Pero, ante todo, Mansilla quiere fomentar la imaginación de los niños. Este mismo cuento, que trata de las desventuras de un vanidoso alfiler largo de cabeza negra, termina con una sutil convocatoria a la invención infantil:

Y ahora amiguitos- «Con éste y un biscocho» como acababan antes los cuentos «hasta mañana á las ocho;» ó de otro modo: «Hasta que vd. me cuente otro» Y les advierto que en la vidriera quedan aun tres alfileres largos de cabeza negra, y que à aquel niño que llegue á saber el cuento de alguno de ellos y me lo cuente á mí, le he de dar yo ¿Qué le daré? Lo que él me pida" (p. 154).

La fantasía infantil no se limita a contar cuentos. También puede ayudar a entender los sucesos dolorosos de la vida. En "La paloma blanca", la morena Elena quiere ser "«pájaro, para volar en libertad de dia y de noche»" (p. 109); en cambio, la rubia Juana prefiere ser una estrella, pues una salud endeble y una joroba le impiden caminar. Elena, egoísta, envidiosa de la pacífica resignación de su prima y "algo desmañada, machona" (p. 119) según opinan los demás, rompe la muñeca preferida de su prima. Luego, ya en su casa, no queriendo atender a los reclamos incipientes de su conciencia, Elena se entusiasma con el relato de su tío acerca de las cacerías que ha realizado y de las que podrá realizar con Elena, si ella quiere. Burlándose de la niña, otro familiar le aconseja empezar practicando en el "tiro de Paloma de Palermo" (p. 126). Tras estas vivencias tan profundas, Elena tiene un sueño fantástico: una inmensa mariposa negra la invita a subir sobre sus espaldas con estas "palabras terribles: [...] muñeca de carne; voy á llevarte á ver la caza infernal" (p. 128). Después de un vuelo alto y largo, descienden; la mariposa le entrega un fusil y empiezan la caminata en busca de la presa. Finalmente, en un descampado, Elena observa curiosa "una hilera de misteriosas cajas enteramente cerradas y alineadas con monotona uniformidad" (p. 132). La niña entrevé que, dentro de cada una, repetidamente, está su prima la "Jorobadita", reposando en un "canapecito estrecho" (p. 133). El monstruo con forma de mariposa tira del alambre que abre la primera caja; de ésta asoma una paloma blanca que, poco a poco, se anima a recuperar su libertad. Es en ese momento cuando un disparo suena y la paloma cae mortalmente herida. A pesar del horror que la embarga, Elena siente que no puede negarse ante las órdenes de la mariposa y dispara a la segunda paloma que se anima a volar. Elena despierta de su pesadilla pero la realidad no es menos dura: Juanita agoniza debido a la pena que le ha ocasionado la rotura de su muñeca. Cuando la Jorobadita muere, Elena insiste en participar del acompañamiento, con su institutriz. En el cementerio, providencialmente, encuentra consuelo:

"[...] fijó sus ojos en un árbol elevado que parecia custodiar como vigilante centinela aquellas tumbas. Oh sorpresa! Oh gozo! Una paloma blanca se balancea sobre una de las ramas del cipré; y la niña con voz alegre esclama:

«Miss James, ya no me importa que pongan aquí á Juanita. Esa palomita es ella, la reconozco, en ese cajon no queda nada!»

La paloma blanca se voló y la Inglesa guardó silencio, respetando la sublime ilusion de Elena.

                           Maestras imitadla!" (p. 140).

Con estas palabras finales, Mansilla incorpora a las educadoras entre los destinatarios de sus cuentos infantiles. Para ellas también está dirigido el mensaje moralizador.

El mensaje moralizador

            De cada historia ejemplar, se extrae una enseñanza. Es el caso de "Tiflor", la historia de un gallito que invoca a Nemesis, la diosa griega de la venganza, cuando es desplazado por un gallo grande no sólo de su gallinero sino también del corazón de sus seis "preciosas gallinitas coquetas, vivarachas, sumisas y querendonas" (p. 97). La venganza llega a través de un zorro que ataca y mata ferozmente al intruso y a todo su harem. Sólo se salva el gallito blanco, pues dormía sobre un árbol, fuera del gallinero. Su arrepentimiento llega tarde y su lamento "un cocorico estraño, estemporáneo" (p. 108) se sigue escuchando por mucho tiempo más.

            El mensaje moralizador no se limita a presentar el clásico enfrentamiento entre el bien y el mal, con el merecido castigo para el malo. Eduarda quiere inculcar entre los pequeños otro mensaje no menos duro: la vida está formada por series de momentos placenteros y favorables, pero también por otros, consiguientes, en los que se imponen el dolor y la desilusión.

            Estos dolores no provienen necesariamente del castigo por la culpa cometida, sino que son consecuencia de las naturales propensiones del ser humano, representado           por animales o cosas. Aunque la autora insista en que los animales y las cosas sienten a su manera, es indudable que las referencias son las personas:

"[...] allá en las estrechas cuevas tiene tambien sus penas, sus ajitaciones, sus placeres, la roedora gente, pues no por ser su sentir mas escaso, es menos real" (p. 18).

Este es el caso de "Nika", la ratita curiosa. Ha heredado de su padre el espíritu aventurero y con éste, la fatalidad. Obsérvese esta paradójica mezcla de romanticismo y cientificismo en la causalidad de los hechos, propia de esa década del 80. A pesar de las advertencias de su madre y los consejos de su hermana, Nika quiere conocer el otro lado de la pared, el otro mundo al que imagina admirable y bueno. En particular, la atrae "un niño inquieto, risueño, bullicioso que corre, que rie, que charla; y cree ella tiene por su inquietud incesante, mucha semejanza con ella misma. Poder de la fantasia" (p. 26). Por eso, el narrador la define como una ratita soñadora y "romanesca", a la que "la sed de lo desconocido la devora" (p. 27). La atracción se convierte en amor, en "adoración esclusiva, ciega, que es siempre el resultado del amor que parte de abajo para arriba; que amar admirando es amar dos veces" (ibíd.). Nika desdeña las caricias de su madre porque "no son sino caricias de laucha" (ibíd.) y no se confía más en su hermana porque supone que no la comprenderá.

"Amar es desear" sentencia el narrador; por eso, Nika decide -una noche-abandonar su hogar y aventurarse en el más allá. Perforar la pared le cuesta mucho esfuerzo, pero la lauchita supera los obstáculos. Asombrada ante el lujo de la habitación contigua, no advierte que la realidad es muy distinta de lo que ha soñado. Las flores que quiere comer no son verdaderas sino adornos de una alfombra:

"Es lástima! Aquel primer desengaño debió bastar para clamar la ardiente fantasia de la soñadora. Pero quien cedió jamás á las [sic] voz de la prudencia...

   Hombre ó laucha la desdeña dia y noche" (p. 31).

Real será el trozo de queso que detecta su olfato, tan real como la trampa en la que lo halla. Pero Nika no se asusta porque aparece el niño de sus sueños: entonces "la dicha la sofoca, la consume" (p. 33). Cuando reacciona, ya es tarde. El niño y su sirviente han colocado la trampa en una tina y la sostienen en el fondo mientras el agua sube. Nika "solo alcanza á pensar con la rapidez del morir: «Tan bello y tan......»" (p. 34). La moraleja se insinúa entre líneas: es peligroso amar cándidamente, aunque sea una tendencia natural.

            Lo que Mansilla critica más es la hipocresía social, que aprecia la belleza física sobre la espiritual, y que hace distinciones de persona según el origen y no según la conducta moral. Ejemplo de lo primero es la historia de "Bimbo", un king charles negro de pura raza. Es la mascota de Elvira. Esta bella niña lo adora, juega con él constantemente, lo mima y lo acaricia con mucho amor, hasta que la sarna infecta al perro y lo afea mucho. Bimbo es, entonces, despreciado y sobrevive sólo gracias a los cuidados de una pobre mujer ciega. Poco después, Elvira y su familia enferman de viruela. En ese momento de desolación, el perro "flaco, pelado, feo" (p. 91) puede volver al lado de su amita, para cuidarla mientras le dura la fiebre. Al final, todos se curan pero, curiosamente, el rostro de Elvira es el único de la familia que no conserva las huellas de la viruela: "entre la servidumbre de la casa todos repiten sin sombra de duda. «Es la lenguita de Bimbo que no ha cesado de lamer y lamer, la pobre carita enferma.»" (p. 93).

            El mundo representado por Mansilla corresponde al que impone la moralidad de la época: las clases sociales están bien diferenciadas, el lugar de la mujer es el hogar y desde éste debe educar a los hijos. No obstante, dos de sus cuentos plantean subrepticiamente una mirada crítica y, por lo tanto, original de las relaciones entre los hombres y los animales, y entre las personas de distintos estratos sociales.

Uno de ellos es "Chinbrú", una historia que podría calificarse como ecologista. Chinbrú es un monito de la selva chaqueña que abandona su hogar en busca de nuevos juegos, de nuevos sabores. "Tenia razon quizá, el descontentadizo émulo del hombre, que placer repetido suele volverse insipido" (p. 36). Pero cae en manos de un organillero genovés, avaro y violento, quien lo entrena para que baile una polka, realice vueltas carnero y otras acrobacias; en fin, para que divierta al público -sobre todo- infantil, mientras su dueño se guarda la propina. La vida del monito es lamentable; hasta ha perdido su nombre pues su dueño lo llama "Morino". Su existir se vuelve paradójico:

"Ironía de la suerte ingrata! Morino representa para todos los chiquillos que han alcanzado la dicha de verlo bailar, de admirar su donosura y agilidad, el tipo de la dicha. Que mayor contento cabe en pecho mortal, piensan los niños, que bailar todo el día, saltar y divertirse sin tregua [...] Quiza la amarga pena del desdichado, hubiera encontrado algun consuelo en aquella admiracion de los niños [...]. Pero Morino aunque avisado é ingenioso, no era sino un pobre monito, y como tal, menos susceptible de consolarse con parecer y no ser" (pp. 50-51).

             Finalmente, en Buenos Aires, Morino encuentra durante una función a un niño que reconoce en sus ojos el hambre que padece; pero, mientras el mono come el durazno que el pequeño le regala, el amo le da un latigazo mortal. El padre del niño, para consolarlo y para remediar tanta maldad, no puede hacer otra cosa que enterrar el cuerpo del monito en el jardín de su casa, "debajo de los dos mas bellos naranjos de la huerta" (p. 58). Recibe así la recompensa divina por tantos sufrimientos y el perdón por haber deseado una libertad sin fronteras. Por su parte, el genovés avaro e insensible recibe su castigo: la pérdida de su fuente de ingreso.

            El hombre, como el mono, anhela la libertad. Pero la libertad no significa necesariamente hacer lo que se quiere o vivir sin amos. Este es el mensaje de "Tío Antonio", relato original porque el protagonista es un negro esclavo, tipo social nunca presentado como protagonista en la narrativa de ese entonces. Según Graciela Batticuore, Mansilla elige este tipo social porque ya no es "una amenaza para la sociedad del '80" [1995: 371], como sí lo es el "gringo", el extranjero; por ejemplo, el genovés de "Chinbrú".

Antonio, desde niño, cumple con sus obligaciones para con sus amos, sin quejas ni reproches. Los quiere tanto que no los abandona cuando puede hacerlo, beneficiado con diversos decretos o leyes. Aun más, cuando su última amita, una joven tísica pero vanidosa, está en la ruina, Antonio la mantiene gracias a una pequeña quinta que ha comprado con su trabajo extra de zapatero. Sin embargo, el mayor desagradecimiento lo padece el pobre Antonio de parte de sus hijas, "dos negrillas evaporadas é ingratas á quienes mimaba como él sabia mimar" (p. 178), pues ellas lo desprecian por haber sido esclavo.

Quizás los desenlaces tan tristes como el de "Chinbrú" o de "Tío Antonio" puedan parecer poco convenientes para niños. Sin embargo, Sarmiento amigo de Eduarda y "Maestro de América" aprecia la cualidad empatética de la escritora:

"Eduarda, poniéndose en la situación de ánimo del niño que va a leer sus cuentos, siente como él, y le atribuye como él vida, penas y alegrías a la heroína al parecer inanimada" [Sarmiento, 1953: XLVI, 296].

Sarmiento se refiere a una Jaulita dorada, que tiene aspiraciones muy altas. Sus sueños se cumplen cuando es adquirida por una familia adinerada. Pero su buena estrella dura poco, pues un gato se come al canario que albergaba la Jaulita con forma de pagoda china. Como consecuencia, es abandonada en un desván, hasta que la rescata Camilo, un joven feo, pobre y ligeramente jorobado que la había cuidado antes, con esmero, en el escaparate donde la jaulita soñaba su venturoso destino. Éste se le cumple de manera impensada. Camilo, justamente por ser pobre, valora enormemente la posesión de la Jaulita dorada y ella puede ser feliz primero con un jilguero y después con una cotorra viviendo en su interior.

            Creo que el factor principal que habilita estos cuentos para ser leídos o escuchados por niños es el modo de narrar como decía Sarmiento: desde la mirada del niño. Los relatos están focalizados desde la perspectiva del animal o cosa personificada, desde la cercanía que todo niño siente ante sus personajes favoritos. Los ambientes representados son también los preferidos por los más pequeños: sus dormitorios y los escaparates de los negocios de aquel entonces, donde los niños encontraban todo lo que estaban buscando.

Con estos cuentos de final triste, los hijos de Eduarda seguramente habrán llorado mucho, pero también como en el caso de la tragedia griega habrán podido realizar una catarsis de sus penas pequeñas para nosotros los adultos, pero grandes para sus corazones tiernos. Sin duda, esta sería en los tiempos de innovaciones pedagógicas que corren una forma muy novedosa de enseñar a enfrentar las vicisitudes inevitables de la vida. Sarmiento, el gran maestro, los recomendó. Los cuentos de Eduarda Mansilla nos están esperando todavía.

Primeras Jornadas Provinciales de Literatura Infantil y Juvenil; La recuperación de un mundo perdido: los clásicos de la literatura infantil y juvenil. CD ROM. Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Filosofía y Letras, CLEDILIJ, 2005: 229-240.

2 comentarios:

DEMETRIOZ dijo...

CIUDAD DE SALTA, ARGENTINA, CONMOCIONADA POR LAS MALDICIONES DE UN CONCEJAL ESOTERICO QUIEN DIJO: "LOS SAN MILLÁN PAGARÁN CON LAGRIMAS DE SANGRE..." ASI FUE LA VENGANZA ESOTERICA

El ex edil peronista, Guillermo Capellán, siendo Presidente de la Comisión de Hacienda del Concejo Deliberante de la Ciudad de Salta, quiso cobrarle los impuestos al hermano del Alcalde/Intendente Alejandro San Millán, Antonio San Millán.

El Poder Sanmillanista contrató al Abogado Roberto Elio Gareca y este letrado a su vez contrató a un delincuente juvenil, Rodrigo Chavarría (taxi-boy menor de edad a quien Gareca conoció en el Parque San Martín de la Ciudad de Salta) y lo denunciaron por violación. Estuvo 101 días preso y desde la cárcel vaticinó que saldría el día de la Lealtad Peronista, horas más horas menos salió en la madrugada del 18 de Octubre de 2003. Al salir del presidio en Concejal dijo “Quienes participaron en el complot pagarán muy caro lo que me hicieron”:

“Al Juez le pasará lo mismo a que a mí, se quedará sin cargo”. A los seis meses abogados de la Ciudad de Salta pidieron Juicio Político al Juez de la causa, Luis María Agüero Molina lo destituyeron por motivos relacionados al caso edil ocultista.

“Rodrigo Chavarría, pupilo de Roberto Gareca, hizo una denuncia falsa siendo menor de edad y eso es delito, cuando sea mayor vivirá preso”.

Chavarría siendo mayor cometió una estafa y fue condenado por un año, quedó en libertad condicional y a los tres meses cayó nuevamente en manos de la Justicia Federal por “Usurpación de Títulos y Honores y Estafa” y sigue preso.

“Destruyeron mi vida, y ese tipo participó en el estrépito mediático es un empresario de medios y publicidad, yo lo escuchaba desde mi celda decir cosas espantosas… tendrá su merecido” El empresario al que se refería el Concejal Ocultista sería Julio Castillo a quien lo internaron en una clínica con un fuerte dolor de cabeza, se le declaró un tumor cerebral fulminante y murió en horas.

“En el Diario El Tribuno se ensañaron conmigo y el Abogado Gareca publica todas las barbaridades que quiere porque su hermano es el Jefe de Redacción de Noticias Policiales en ese matutino… no importa, ya llegará el día…” Se refería al periodista Sergio Alberto Gareca a quien le descubrienron un cáncer galopante y murió en poco tiempo.

La predicción o “maldición” pública más dura y contundente del Concejal Astrólogo y Esotérico es cuando vaticinó en la FM Pacífico 92.9 en el Programa del periodista Daniel Salmoral aseguró: “Los San Millán pagarán con lágrimas de sangre lo que me hicieron” Inexplicablemente, el hijo de Antonio San Millán de 16 años murió aplastado por una cortadora de cesped minitractor. La gigantesca empresa de materiales de construcción conocida como Corralón El Milagro” se fundió y dejó un tendal de empleados sin indemnizar.

“Siguen haciendome daño por lo tanto siguen acumulando desgracias” En esta frase se refiere elipticamente al Empresario-locutor Martin Grande y al Abogado Roberto Elio Gareca sindicados como los principales responsable de la conspiración por cuanto el presunto violado y delincuente Rodrigo Chavarría los sindicó en su confesión como los autores ideológicos de la denuncia contra Guillermo Capellán. Con respecto a ellos el Esotérico Edil dijo: “tengo todo el tiempo del mundo para verlos caer, ellos son las frutillas del postre”

Salta es la capital turística de todo el Norte de Argentina donde viven 600.000 habitantes y en todos los rincones de la Ciudad se comenta: “Las Maldiciones del Concejal Capellán se están cumpliendo”. ¡Esto es para pensar porque el edil lo dijo en los medios con mucha anticipación! Si quiere leer el artículo completo escriba en cualquier buscador: “Cadena Global+maldiciones del Concejal” y tendrá mas detalles sobre este tema.

tomas roman dijo...

los esquemas de los Cuentos infantiles, normalmente de desarrollo sencillo y estereotipado, facilitan la comprensión a los niños. Se presenta al personaje, se enfrenta a una serie de dificultades, las soluciona y acaba felizmente en una nueva situación mejor que la inicial. Este hecho, hace que mejore su capacidad de comprensión, ya que pueden anticipar hechos por deducción, pudiendo ellos seguir el hilo de la historia, aún cuando no la hayan escuchado antes.